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EL TRABAJO DEL DOCENTE EN LA VIVENCIA COMO VEHICULO
DEL RAZONAMIENTO
La
práctica docente cuando es puramente empírica, elimina del pensamiento del que
va aprendiendo lo que es puramente lógico; esto es lo que tiene de enunciativo.
A
esto le hacía referencia B. Franklin cuando enunciaba si, lo veo, lo aprendo,
si, lo veo y lo oigo lo sé; si, lo veo, lo oigo y toco; lo comprendo. Y es que
todo pensamiento es en efecto una vivencia; que dice, pone, afirma niega,
descarta; ante los demás cuando se revisa un conocimiento; porque al afirmar o
negar se le da “sentido” al objeto de aprendizaje.
Y
cuando hablamos del “sentido” significa que esta enunciación es una tesis que
hace del pensamiento un elemento con valor; es decir que aquello de lo que se
dice es. Esta es la creación del ser que es el término con que se da un
reconocimiento al conocimiento. Reconociendo que se da en una dicotomía de dos
caras: 1) que se da en la vivencia pura; 2) y otra que se da de manera
enunciativa.
Amabas
son una construcción resultado del pensamiento y la manipulación del objeto a través
de los sentidos. Donde el pensamiento abstracto es una manipulación del objeto
meramente psicológica, en la conciencia del sujeto que aprende y en la
conciencia del que lleva al alumnos a aprender (el docente).
La
parte enunciativa es el pivote que impulsa al sujeto a una mejor forma de
aprender del mundo.
Los
alumnos para aprender tienen que trabajar lo concreto y los abstracto; lo
concreto son las vivencias vueltas a lo abstracto a través del dialogo y la manipulación
física de los objetos y abstracta en lo que serie la idea; conforme a los
estadios que menciona Piaget en su obra y/o a lo que explica Vigotsky en sus
obras. Donde el que aprende basa la construcción de sus pensamientos en sus
vivencias; compara , intercala y construye de manera abstracta nuevas
experiencias a partir de nuevas vivencias; que se dan a partir de la manera en
que razona sus conocimientos y sus redes de aprendizaje.