ESTAR ACTUALIZADO CADA DIA
LA MUERTE
Por aproximarse el día de los
muertos como tradición mexicana es bueno que consideremos algo de lo que
sabemos sobre la muerte como situación natural de todos los seres vivos.
1.
Es el progreso
natural de la vida (Nacer, crecer, reproducirse y morir).
2.
El "ángel de la muerte" es conocido como Samael,
Sariel o Azrael en el judaísmo; como Malak Almawt en el Islam; como Yama o
Yamaraj en el hinduismo; y como la parca o la guadaña en la ficción popular.
3.
Según Romanos 6:23 y Apocalipsis 20:11-15, la muerte es separación, separación del alma-espíritu de
nuestro cuerpo (esta es la muerte física) y, en el caso de los incrédulos,
separación eterna de Dios (la muerte eterna). La muerte es algo que ocurre. La
muerte no es un ángel, un demonio, una persona o cualquier otro ser.
4.
En la mitología griega, Tánato1 o Tánatos2 (en griego antiguo Θάνατος Thánatos, ‘muerte’) era la personificación de la muerte sin violencia. Su toque era suave, como el de su gemelo Hipnos, el sueño.
5.
Para los griegos la muerte violenta era el dominio de sus
hermanas amantes de la sangre: las Keres, asiduas al campo de batalla. Su equivalente en la mitología romana era Mors o Letus / Letum.34
6.
Tánatos actuaba cumpliendo el destino que las Moiras dictaban para cada mortal. En una ocasión Admeto obtuvo de Apolo la gracia de que las Moiras pudieran aceptar que cuando
él estuviera a punto de morir, pudiera reemplazarle en su destino cualquier
persona que lo aceptara voluntariamente
7.
En la obra de
Bruno Traven la muerte se viste de campesino pobre, y le ofrece el elixir de la
vida a Macario. Ella habita en una cueva llena de velas; mismas que representan
cada una la vida de hombres y mujeres.
8. Macario muestra el sumo respeto que tiene el mexicano por la
muerte, incluso sobre Dios y el Diablo. Durante su paso por las comunidades
rurales del país, Traven se percató de esta estrecha relación y se decidió a
contarla en su forma más prístina: Macario recibe la visita de Dios y el
demonio pidiéndole un poco de comida a cambio de suntuosos beneficios, pero los
rechaza rotundamente y solo accede a compartir cuando la portadora de la hoz se
posa frente a él. Traven explica por qué haciendo uso del ingenio del mexicano:
«Bien, compadre −contestó Macario−. En cuanto le vi comprendí que no me quedaba
tiempo de comer ni una sola pierna y que tendría que abandonar el pavo entero.
Cuando usted se aparece ya no da tiempo de nada. Así, pues, pensé: “Mientras él
coma, comeré yo”». El mexicano le teme más a la muerte que al supremo del
infierno.
9.
Nos
interesa ocuparnos de algunos de los sentidos que la novela construye
discursivamente: el dolor, la muerte, el abandono, la memoria y el olvido. Se
trata, pues, a partir de la comprensión del lenguaje con el que está
construida, de acceder al excedente de sentido que la novela confiere a
experiencias humanas que, al ser elaboradas discursivamente, permiten al lector
crear un mundo común con la obra, un mundo a partir del cual éste no sólo
construye una comprensión de la novela, sino también de su propia experiencia… Uno
de los aspectos que, en principio llama la atención del lector en la novela de
Juan Rulfo es la constatación de que los personajes que en ella dialogan están
muertos. A esta constatación se llega mediante las descripciones del narrador
pero, sobre todo, por los diálogos mismos. Juan Preciado, personaje que nos
interna en la atmósfera gris de Cómala, nos abandona también cuando acontece su
muerte… La muerte no es sólo el acontecimiento al que trae el azar, o la propia
voluntad, o el cúmulo de angustias vividas, o la violencia; es también el
cambio radical del estado de cosas de que da cuenta el relato. Hay numerosas
alusiones al hecho de que las cosas tenían cierto sentido del que ahora
carecen. Como si una borrasca, nutrida por las circunstancias difíciles de la
vida en Cómala, hubiese dado al traste con cualquier posibilidad de redención,
tanto en la vida como en la muerte: “(…) así comenzaron todos. Que voy a ir
aquí, que voy más allá. Hasta que se fueron alejando tanto, que mejor no
volvieron. Él siempre ha tratado de irse, y creo que ahora le ha llegado su
turno” (Rulfo 50).
10. "El espectro que está junto a
la puerta se estremece. Desde que empezaron a hablar sor Edit y el carretero,
no ha cesado de mirarlos. Cada palabra que ella pronuncia y todas las
expresiones de su rostro se han grabado en su espíritu. Las recordará
eternamente. Todo cuanto ella ha dicho, aun lo más duro, ha sido dulce de
escuchar para él. Su angustia y su compasión cuando Jorge ha referido su
historia, han embalsamado sus heridas. No sabría él qué nombre dar a aquello
que siente por ella. Solamente sabe que, viniendo de ella, lo soportaría todo.
Solamente sabe que ella lo ha amado tal cual era él; él, que en mal pago le
había dado la muerte. Es maravilloso, indeciblemente maravilloso. Cada vez que
él oía decir que ella lo amaba, su alma experimentaba una profunda emoción. Se
esfuerza por llamar la atención del carretero, pero éste no mira ni una vez
siquiera hacia su lado. Entonces trata de levantarse, pero vuelve a caer, presa
de terribles dolores.
Ve cómo la hermanita se agita
inquieta y atormentada, extendiendo sus manos juntas hacia Jorge; pero el
rostro del carretero permanece severo e impasible.
—Yo te hubiese acordado la prórroga
si supiera que iba a servir de algo —dice éste. Pero sé que no tienes poder
alguno sobre ese hombre.
11. Martin Lucero es un joven ranchero, mexicano,
que en la noche de san Silvestre (31 de Diciembre) es escogido por la muerte
para ser su mensajero. Publicado en México en los años 70, reimpreso en los 80,
convertido en Fotonovela y vuelto a reimprimir en Formato doble (cada número traía
dos aventuras). Vivió una gran popularidad, a pesar de estar impreso en papel revolución,
y en tonos sepia, u cafés, u negros o verdes. Su versión para cine tuvo lugar a
principios de esa década con las actuaciones de Andrés García y Patricia Rivera
bajo la dirección de Federico Curiel.
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