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EL PAPEL DE LA
ESCUELA EN LA LEGITIMACION DE LA DESIGUALDAD
Aunque
pareciese algo difícil la escuela de manera indirecta juega un papel importante
en la legitimación de la desigualdad en lo que actualmente se llama zona de
riesgo o con alumnos en situación de rezago o reprobación.
El
papel que desarrollo es el de engaño cuando aprueban alumnos que no aprenden a
leer, a manejar las operaciones básicas, así como a solucionar situaciones problemáticas
básicas de primer nivel; ya hablaremos de segundo y tercer nivel; en la parte
social con problemas de comunicación, de sentimiento de pertenencia a un grupo
de compromiso moral a la sociedad y de ética profesional.
Los
hijos de campesinos, de obreros y de gente de la comunidad en situación de
riesgo o bajo poder adquisitivo son a los que se les proporciona dadivas que no
cumplen el requisito de apoyo social; pues no encuentran trabajos bien
remunerados, tampoco oportunidades de crecer por medio de su actividad laboral.
Y
si bien existen universidades, escuelas técnicas,
politécnicas de más de estudios superiores a los que los alumnos tienen acceso
libre; las competencias desarrolladas en educación básica; no les son
suficientes para poder desenvolverse en estas instituciones; por lo que muchos
aunque no de forma evidente desertan y pocos de los que egresan se pueden
integrar a la sociedad para laborar en ella.
La
desigualdad en lo que aparentemente “se aprende en las escuelas” obliga a
muchos a truncar sus estudios y a no terminar una carrera; y eso a los que
alcanzan el nivel básico; mientras que en las escuelas particulares; la
competencias son de tipo económico y los alumnos hayan o no desarrollado las
competencias necesarias para el nivel; reciben una continuidad de estudios en
tiempo y forma hasta culminar una carrera “aunque al final de la misma” no
cuenten con las competencias necesarias para ejercer la misma.
Entonces,
si recordamos que en la antigüedad para integrar a un abogado, doctor o
cualquier ciudadano parte de la sociedad, se reunían un grupo selecto de ciudadanos
en un examen que realizaban al aspirante y se le aceptaba como parte del gremio.
Hoy
en muchas escuelas de orden superior se acepta a los alumnos en la inconciencia
de que no poseen todas las habilidades necesarias para ejercer su profesión;
mientras que en otras escuelas se busca la excelencia, ética y profesional.
Para
muchos estudiantes que de una u otra forma llegan a una universidad como la autónoma,
metropolitana de la ciudad de México es aterradora la situación a la que se
enfrentan en tanto que tratan de adaptarse a las demandas de la escuela sin
contar con las competencias intelectuales y de socialización que reclama la
misma.
Por
otro lado los profesores al no comprender o no aceptar que el alumno carece de
competencias básicas le constriñe en minorías que en muchas ocasiones se hacen
a un lado se discriminan en un primer paso; despues se eliminan del grupo.
Durante décadas ha existido en
las escuelas una fuerza emocional compulsiva que ejerce el poder en las
comunidades educativas de modelar la ideología de los estudiantes y maestros;
la cual por una parte con el estímulo adecuado logra elementos que hacen que el
alumno enfrente todas las dificultades y alcance sus objetivos educativos y que
por otra parte hace que dejen todo y sean apabullados por la situación;
ejemplos como Don Benito Juárez, Andrés Manuel López obrador, Juan José
Arreola, Facundo Cabral y otros tantos que no conservo en la mente; pero que pasaron
por la escuela y sobrevivieron para llegar a ser algo grande. Mientras que
otros solo se mantienen ahí; enajenados o alineados a un sistema legitima la
desigualdad.
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