ESTAR ACTUALIZADO CADA DIA
UNA UTOPIA, HISTORICA
Me informan
mis vecinitos que están asaltando en la avenida Tokio a las personas y a los
comercios e incluso me señalan a uno de los rateros, cuando este pasa frente a mi negocio; y es entonces
cuando empieza a volar mi imaginación y llegan los recuerdos a mi mente; de
cuando era un niño allá en la zona norte de Nezahualcóyotl; cuando se empezó a
poblar la comunidad; se juntaban las madres de familia para proteger a su vástagos;
si asaltaban a alguno iban las señoras con palos , machetes y escobas; tras el
infeliz que había molestado a su hijo o hija. Por supuesto que esto cambio con
el tiempo; crecieron las colonias, aumento la población, había más vagos y más drogadictos.
Pero, en ese breve espacio de tiempo, los que querían delinquir se alejaban de
la zona de peligro; por temor a la comunidad.
Nuestros escuálidos
auto defensas eran madres de familia, ancianos y jóvenes casi niños que defendían a sus hijos, hijas o hermanos contra una escuálida
delincuencia; que al ver el grupo de madres en defensa de sus hijos preferían mejor
irse a dar lata a otra parte.
Hoy, lo que
hace la gente es alejarse del lugar; como las gallinas cuando se les espanta
con una escoba o un cohetazo; se alejan pero a los pocos segundo vuelven a lo
mismo y en el mismo espacio; y es que la conmoción pasa y también el miedo;
algunas veces uno que otro valiente va a buscar a los rateros los enfrenta
arriesgando su vida y se le llama vengador; mata a uno o a dos y durante un
tiempo llega la calma; pero luego de vuelta a los mismo en un círculo vicioso.
Y es que los que van y vienen las temporadas. Así como hay que trabaja, se
dedica a la siembra o a la construcción; hay personas e incluso familias que se
dedican al robo o a la matanza; porque su moral y el modo de ganarse la vida
son así.
Cuenta
la historia que un apache, no se dedicaba a la cría de caballos; y cuando moría;
se lo comían y se robaba otro; la gente en el campo en muchas ocasiones no cría
iguanas, tortugas, peces; va “los” caza, recoge o pesca y los lleva al mercado;
eso es lo que conocen y eso es lo que hacen.
El
que roba, no piensa en que roba, para el solo toma donde hay; y cuando se
descuida el dueño y no le reclama y aunque este el dueño le toma con lujo de
violencia, porque su derecho es “ese”; ejemplos hay muchos, pero tomaremos uno
de los que se cuentan en Cuautepec; cuando se iniciaban los radios de baterías en
la comunidad; iba un caballerango sobre su caballo, allá por los campos que hoy
ocupa el reclusorio norte; montando su caballo, yendo música por medio de su
radio de baterías; llega uno y se lo quiere quitar; este joven corre a galope
tendido por no dejar el radio; el que se encontraba a pie dispara y le mete dos
o tres tiros por la espalda; el caballerango cae muerto; el asesino llega toma
el radio y se va. Sé que este es un ejemplo tonto, pero veamos esos hechos son
tan comunes en nuestras comunidades que suena tonto que alguien los cuente.
Y
es que siendo realistas, existen individuos, familias e incluso comunidades de
dicadas a delinquir; donde para ellos ir a robar o asesinar es ir a la pizca o
a la cosecha; no existe una comunidad limpia al 100%, siempre habrá alguien a
quien no le sea incomodo robar, asesinar o tomar lo ajeno como algo propio;
siempre habrá uno de dentro o de afuera que tome lo que no es suyo; o al que no
le gusta que le cuesten las cosas; no porque no sepan trabajar; sino porqué
esto es parte del trabajo para ellos.
Si
alguna vez leen el casco de la botella, de populares la prensa, el hombre de
los pies de barro, bestias y dioses; los bandidos de rio frio, el arte de la
guerra, las leyes del poder y el popular Quijote de la mancha; comprenderán el porqué
de la utopía histórica que nos habla de la convivencia en armonía de los seres
humanos, respetando sus propiedades, su trabajo y sus aspiraciones.
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