El
programa educativo o plan de estudios 2011 en sus principios pedagógicos sustenta
en e 1.8 la idea de favorecer la inclusión para atender la diversidad.
Partiendo
de la idea de que la inclusión se
ha de considerar como un concepto teórico de la pedagogía que hace
referencia al modo o estilo en que la escuela debe dar respuesta
a la diversidad.
(Intelectual, social, geográfica)
Para los años 90 se
considera el supuesto básico de que hay que modificar el
sistema escolar para que responda a las necesidades de todos los alumnos, en
vez de que sean los alumnos quienes deban adaptarse al sistema, integrándose a
él.
Para el 2011la
opción aparece de manera consciente y
deliberada en el principio pedagógico como respuesta a la heterogeneidad en la escuela lo que constituye uno de los pilares centrales del
enfoque inclusivo.
El
programa 2011 presenta un formato en el cual la educación inclusiva se presenta como un modelo
de trabajo en el aula avalado por la escuela en donde profesores, alumnos y los madres y padres
familia participan y desarrollan un sentido de comunidad entre todos los
participantes, tengan o no discapacidades o pertenezcan a una cultura, raza o religión diferente.
Presente en la constitución
política de los estados unidos mexicanos y en la ley general de educación la
cual propicia una
reconstrucción funcional y organizativa de la escuela integradora mexicana, como
el Centro de Atención Múltiple (CAM) en el cual el docente viene adaptando la
instrucción para proporcionar apoyo a todos los estudiantes conforme a sus
necesidades propias para aprender. En este modelo, como ejemplo para los de apoyo trabajan de manera conjunta y
coordinada dentro del contexto natural del aula ordinaria, favoreciendo el
sentido de pertenencia a la comunidad y la necesidad de aceptación, sean cuales
fuesen las características de los alumnos.
La escuela inclusiva se
generaliza a toda la educación Básica 2011 ; lo que forma parte de un proceso de inclusión
más amplio y que supone la aceptación de todos los alumnos, valorando sus
diferencias; genéticas y sociales que exige
la movilización de nuevos valores,
conocimientos, habilidades y destrezas que se han de trabajar desde la escuela. Hecho real que implica
incrementar la participación activa (social y académica) de los alumnos, padres
de familia y elementos que apoyen el proceso de disminuir los procesos de
exclusión social y educativa en la escuela. Esto, entonces supone que desde la escuela de educación
básica; sea posible crear un contexto de
aprendizaje inclusivo desarrollado desde el marco del currículo 2011: Hecho que exige una profunda reestructuración escolar
que debe ser abordada desde una perspectiva institucional; es un proceso
inacabado, en constante desarrollo, no un estado; si no un elemento de dignidad
social; cuyo garante es el sistema educativo mexicano y sus representantes en
el aula.
Si trazáramos
una campana de Gauss observaríamos la media, la moda y los extremos; la educación inclusiva trata equitativamente a
los alumnos que se ubican en los extremos de la campana; porque son parte de
los individuos que necesitan una educación escolarizada; por tanto para el logro
de este principio se procede a realizar adaptaciones en la infraestructura de
los edificios escolares; y modificaciones en la superestructura que incluye
preparar a los docentes para atender a los alumnos de acuerdo a sus demandas; basando
estas adaptaciones en los derechos humanos, el respeto a la dignidad humana;
espacios en los que cualquier estudiante independientemente de su desarrollo
intelectual se desarrolle de acuerdo a su propio desarrollo intelectual, socialmente,
emocional y físicamente.
Para
lo cual, se requiere que los docentes desarrollen algunos niveles de empatía
hacia las formas culturales y sociales tan diversas en el país.
Los gobiernos de Estados Unidos
e Inglaterra promovieron un ranking de
cardiólogos basado en el número de pacientes que salían adelante de sus
padecimientos. Pronto vieron que, efecto de esa lista, los médicos buscaban
hacerse cargo preferentemente de los casos no complicados, de modo que sus
éxitos fueran más numerosos. Por supuesto, los enfermos más graves empezaron a
ser desatendidos.
Lo mismo ocurre con los
profesores de Estados Unidos que son premiados por los resultados de sus
estudiantes en exámenes nacionales estandarizados: evitan responsabilizarse de
alumnos, grupos o sectores de estudiantes con mayores necesidades o
debilidades. Este es uno de los efectos perversos de llevar la competencia a
espacios de servicio que deben guiarse por un principio de colaboración y
garantizar mayor y mejor atención a los más necesitados.
En las últimas semanas, en
México ha habido varios pronunciamientos respecto del trabajo de nuestros
profesores. La OCDE generó, mediante un dadivoso contrato que le otorgó la SEP,
una propuesta de acciones, la mayoría dirigidas al trabajo de los docentes, que
esta secretaría asumió como “acuerdo con esa organización”. Al mismo tiempo, el
organismo Mexicanos Primero difundió una evaluación de la enseñanza mexicana,
cuyas deficiencias atribuye de manera central a los docentes y a su sindicato;
posteriormente la presidenta vitalicia del SNTE rechazó tales juicios y anunció
que se establecerá un nuevo sistema de evaluación del magisterio.
No sorprende la similitud de
los planteamientos respecto de los maestros mexicanos que hacen la OCDE, la SEP
y la derecha mexicana con las posturas de la derecha estadunidense, la cual ha
venido impulsando, durante décadas recientes, sistemas de evaluación de los
profesores que han sido desastrosos para la educación de ese país. Esta no es
una opinión personal, es el resultado de acuciosas investigaciones, con datos
duros, analizados por los más prestigiados educadores estadunidenses.
La problemática es expuesta
con todo rigor en un documento publicado recientemente por el Instituto de
Políticas Económicas (EPI, por sus siglas en inglés) con sede en Washington (www.epi.org). El documento
está firmado por las principales autoridades en la materia de Estados Unidos,
especialistas de peso completo, todos ellos autores de múltiples libros sobre
estos temas. Si se revisa la lista de firmantes queda claro que no se trata de
meros ideólogos u oportunistas políticos de oposición. Estos especialistas,
junto con el EPI, han promovido un movimiento que pugna por un “enfoque amplio
y sólido de la educación”, al cual se han sumado ya más de un centenar de
académicos y educadores estadunidenses (www.bolderapproach.org).
Todos los interesados en este
tema deberían estudiar con seriedad esas experiencias antes de aventurarse con
la imposición de sistemas de evaluación de profesores que parecen de “sentido
común” y se proponen como base de políticas que se impulsan como “moralmente
imperiosas”, por ejemplo pago por resultados, identificados éstos con los
puntos logrados por los estudiantes en pruebas nacionales estandarizadas
(Enlace u otras).
Concluyen esos especialistas
estadunidenses que es un desatino el que en algunos estados de EU se estén
promoviendo leyes que establecen evaluaciones de los maestros con base en los
resultados de los estudiantes en exámenes de matemáticas y lectura –aun con el
modelo del “valor agregado” (cuya explicación y análisis ameritan más espacio
que el disponible)– y que con base en estas evaluaciones se tomen decisiones
tales como premiar a los profesores o despedirlos. Los firmantes de ese
documento expresan que no hay evidencia de que los profesores se motiven para
lograr mejores aprendizajes de sus estudiantes por recibir una compensación
económica, tampoco la hay de que los docentes despedidos son los más
deficientes ni que vayan a ser remplazados por otros más efectivos. Aun con
modelos de valor agregado construidos con bases estadísticas impensables para
nuestro país, los resultados de dichas evaluaciones de los profesores
estadunidenses no son, a juicio de los autores del estudio hecho público por el
EPI, válidos ni confiables.
Pero las propuestas derivadas
de ese estudio sí son pertinentes para nuestro país: los maestros deben ser
evaluados por sus pares y supervisores competentes, con protocolos de
observación sistemáticos, con criterios bien desarrollados y basados en la
investigación para examinar la enseñanza, incluyendo entrevistas, observación
en clase, revisión de los planes de clase y muestras de los trabajos de los
estudiantes.
Por otro lado, evaluar a los
estudiantes con base en los resultados de exámenes nacionales (tema que amerita
varias páginas) tiene múltiples efectos perversos acerca de los cuales
advierten los autores del estudio. Uno es que promueven que los maestros
“enseñen para el examen”, lo cual empobrece la enseñanza, advertencia que han
hecho varios especialistas en nuestro país. Otra conclusión fundamental y de
aplicación en nuestro medio – conocida por los educadores mexicanos desde hace
muchas décadas– es que las mejores escuelas son aquellas que trabajan guiadas
por el principio de la colaboración y no de la competencia, aquellas en las que
todos los profesores cooperan para lograr que cada estudiante alcance el pleno
desarrollo de sus potencialidades.
Que nadie,
mientras sea joven, se muestre remiso en filosofar, ni, al llegar a viejo, de
filosofar se canse. Porque, para alcanzar la salud del alma, nunca se es demasiado
viejo ni demasiado joven.
Quien
afirma que aún no le ha llegado la hora o que ya le pasó la edad, es como si
dijera que para la felicidad no le ha llegado aún el momento, o que ya lo dejó
atrás.
Así pues,
practiquen la filosofía tanto el joven como el viejo; uno, para que aún envejeciendo,
pueda mantenerse joven en su felicidad gracias a los recuerdos del pasado; el
otro, para que pueda ser joven y viejo a la vez mostrando su serenidad frente al
porvenir. Debemos meditar, por tanto, sobre las cosas que nos reportan
felicidad, porque, si disfrutamos de ella, lo poseemos todo y, si nos falta,
hacemos todo lo posible para obtenerla.
Los
principios que siempre te he ido repitiendo, practícalos y medítalos aceptándolos
como máximas necesarias para llevar una vida feliz. Considera, ante todo, a la
divinidad como un ser incorruptible y dichoso -tal como lo sugiere la noción común-
y no le atribuyas nunca nada contrario a su inmortalidad, ni discordante con su
felicidad. Piensa como verdaderos todos aquellos atributos que contribuyan a salvaguardar
su inmortalidad.
Porque los
dioses existen: el conocimiento que de ellos tenemos es evidente, pero no son
como la mayoría de la gente cree, que les confiere atributos discordantes con
la noción que de ellos posee.
Por tanto,
impío no es quien reniega de los dioses de la multitud, sino quien aplica las
opiniones de la multitud a los dioses, ya que no son intuiciones, sino
presunciones vanas, las razones de la gente al referirse a los dioses, según
las cuales los mayores males y los mayores bienes nos llegan gracias a ellos,
porque éstos, entregados continuamente a sus propias virtudes, acogen a sus
semejantes, pero consideran extraño a todo lo que les es diferente.
Acostúmbrate
a pensar que la muerte para nosotros no es nada, porque todo el bien y todo el
mal residen en las sensaciones, y precisamente la muerte consiste en estar privado
de sensación.
Por tanto, la recta convicción de que la
muerte no es nada para nosotros nos hace agradable la mortalidad de la vida; no
porque le añada un tiempo indefinido, sino porque nos priva de un afán
desmesurado de inmortalidad.
Nada hay que
cause temor en la vida para quien está convencido de que el no vivir no guarda tampoco
nada temible.
Es estúpido
quien confiese temer la muerte no por el dolor que pueda causarle en el momento
en que se presente, sino porque, pensando en ella, siente dolor:
Porque
aquello cuya presencia no nos perturba, no es sensato que nos angustie durante
su espera.
El peor de los males, la muerte, no significa
nada para nosotros, porque mientras vivimos no existe, y cuando está presente
nosotros no existimos. Así pues, la muerte no es real ni para los vivos ni para
los muertos, ya que está lejos de los primeros y, cuando se acerca a los
segundos, éstos han desaparecido ya.
A pesar de
ello, la mayoría de la gente unas veces rehúye la muerte viéndola como el mayor
de los males, y otras la invoca para remedio de las desgracias de esta vida.
El sabio,
por su parte, ni desea la vida ni rehúye el dejarla, porque para él el vivir no
es un mal, ni considera que lo sea la muerte.
Y así como
de entre los alimentos no escoge los más abundantes, sino los más agradables,
del mismo modo disfruta no del tiempo más largo, sino del más intenso placer.
El que
exhorta al joven a una buena vida y al viejo a una buena muerte es un insensato,
no sólo por las cosas agradables que la vida comporta, sino porque la meditación
y el arte de vivir y de morir bien son una misma cosa.
Y aún es peor quien dice: bello es no haber nacido pero, puesto
que nacimos, cruzar cuanto antes las puertas del Hades. Si lo dice de corazón,
¿por qué no abandona la vida? Está en su derecho, si lo ha meditado bien.
Por el
contrario, si se trata de una broma, se muestra frívolo en asuntos que no lo
requieren.
Recordemos
también que el futuro no es nuestro, pero tampoco puede decirse que no nos
pertenezca del todo. Por lo tanto no hemos de esperarlo como si tuviera que cumplirse
con certeza, ni tenemos que desesperarnos como si nunca fuera a realizarse.
Del mismo
modo hay que saber que, de los deseos, unos son necesarios, los otros vanos, y
entre los naturales hay algunos que son necesarios y otros tan sólo naturales.
De los necesarios, unos son indispensables para conseguir la felicidad; otros, para
el bienestar del cuerpo; otros, para la propia vida. De modo que, si los
conocemos bien, sabremos relacionar cada elección o cada negativa con la salud
del cuerpo o la tranquilidad del alma, ya que éste es el objetivo de una vida
feliz, y con vistas a él realizamos todos nuestros actos, para no sufrir ni
sentir turbación.
Tan pronto
como lo alcanzamos, cualquier tempestad del alma se serena, y al hombre ya no
le queda más que desear ni busca otra cosa para colmar el bien del alma y del
cuerpo. Pues el placer lo necesitamos cuando su ausencia nos causa dolor, pero,
cuando no experimentamos dolor, tampoco sentimos necesidad de placer.
Por este
motivo afirmamos que el placer es el principio y fin de una vida feliz, porque
lo hemos reconocido como un bien primero y congénito, a partir del cual
iniciamos cualquier elección o aversión y a él nos referimos al juzgar los
bienes según la norma del placer y del dolor. Y, puesto que éste es el bien
primero y connatural, por ese motivo no elegimos todos los placeres, sino que en
ocasiones renunciamos a muchos cuando de ellos se sigue un trastorno aún mayor.
Y
muchos dolores los consideramos preferibles a los placeres si
obtenemos un mayor placer cuanto más tiempo hayamos soportado el dolor. Cada
placer, por su propia naturaleza, es un bien, pero no hay que elegirlos todos.
De modo
similar, todo dolor es un mal, pero no siempre hay que rehuir del dolor. Según
las ganancias y los perjuicios hay que juzgar sobre el placer y el dolor,
porque algunas veces el bien se torna en mal, y otras veces el mal es un bien.
La
autarquía la tenemos por un gran bien, no porque debamos siempre conformarnos
con poco, sino para que, si no tenemos mucho, con este poco nos baste, pues
estamos convencidos de que de la abundancia gozan con mayor dulzura aquellos que
mínimamente la necesitan, y que todo lo que la naturaleza reclama es fácil de obtener,
y difícil lo que representa un capricho.
Los
alimentos frugales proporcionan el mismo placer que los exquisitos, cuando satisfacen
el dolor que su falta nos causa, y el pan y el agua son motivo del mayor placer
cuando de ellos se alimenta quien tiene necesidad.
Estar acostumbrado a una comida frugal y sin complicaciones es
saludable, yayuda a que el hombre sea diligente en las ocupaciones de la
vida; y, si de modointermitente participamos de una vida más lujosa, nuestra
disposición frente a esta clasede vida es mejor y nos mostramos menos temerosos respecto a la
suerte.
Cuando decimos que el placer es la única finalidad, no nos
referimos a losplaceres de los disolutos y crápulas, como afirman algunos que
desconocen nuestradoctrina o no están de acuerdo con ella o la interpretan mal,
sino al hecho de no sentirdolor en el cuerpo ni turbación en el alma. Pues ni los
banquetes ni los festejoscontinuados, ni el gozar con jovencitos y mujeres, ni los
pescados ni otros manjares queofrecen las mesas bien servidas nos hacen la vida agradable,
sino el juicio certero queexamina las causas de cada acto de elección y aversión y sabe
guiar nuestras opinioneslejos de aquellas que llenan el alma de inquietud.
El principio de todo esto y el bien máximo es el juicio, y por
ello el juicio dedonde se originan las restantes virtudes- es más valioso que la
propia filosofía, y nosenseña que no existe una vida feliz sin que sea al mismo tiempo
juiciosa, bella y justa,ni es posible vivir con prudencia, belleza y justicia sin ser
feliz. Pues las virtudes sonconnaturales a una vida feliz, y el vivir felizmente se acompaña
siempre de virtud.
Porque, ¿A qué hombre considerarías superior a aquel que guarda
opinionespiadosas respecto a los dioses, se muestra tranquilo frente a la
muerte, sabe qué es elbien de acuerdo con la naturaleza, tiene clara conciencia de que
el límite de los bieneses fácil de alcanzar y el límite de los males, por el contrario,
dura poco tiempo, ycomporta algunas penas; que se burla del destino, considerado
por algunos señorabsoluto de todas las cosas, afirmando que algunas suceden por
necesidad, otrascasualmente; otras, en fin, dependen de nosotros, porque se da
cuenta de que lanecesidad es irresponsable, el azar inestable, y, en cambio,
nuestra voluntad es libre, y,por ello, digna de merecer repulsa o alabanza? Casi era mejor
creer en los mitos sobrelos dioses que ser esclavo de la predestinación de los físicos;
porque aquéllos nosofrecían la esperanza de llegar a conmover a los dioses con
nuestras ofrendas; y eldestino, en cambio, es implacable. Y el sabio no considera la
fortuna como unadivinidad -tal como la mayoría de la gente cree- , pues ninguna
de las acciones de losdioses carece de armonía, ni tampoco como una causa no fundada
en la realidad, ni creeque aporte a los hombres ningún bien ni ningún mal relacionado
con su vida feliz, sinosolamente que la fortuna es el origen de grandes bienes y de
grandes calamidades.
Elsabio cree
que es mejor guardar la sensatez y ser desafortunado que tener fortuna coninsensatez. Lo preferible, ciertamente, en
nuestras acciones, es que el buen juicioprevalezca con la ayuda de la suerte.
Estos consejos, y otros similares medítalos noche y día en tu
interior y encompañía
de alguien que sea como tú, y así nunca, ni estando despierto ni en sueños,sentirás turbación, sino que, por el
contrario, vivirás como un dios entre los hombres.
Pues en nada se parece a un mortal el hombre que vive entre
bienes imperecederos.
ACERCAMIENTO
AL LOGRO DE LOS APRENDIZAJES ESPERADOS EN LA EDUCACION BASICA
La
prueba PISA perfila a la sociedad contemporánea a partir de tres campos de
desarrollo de la persona:
1.La lectura como
habilidad superior
2.El pensamiento
abstracto como base del pensamiento complejo
3.El conocimiento
objetivo del entorno como sustento de la interpretación de la realidad científica
y social.
Para
acercar al aprendiz a su desarrollo personal se han establecido en el
programaeducativo vigente (2011) los propósitos educativos
traducidos en aprendizajes esperados mismos que se instituyen como un referente obligado en la planeación y
en la evaluación; y a través de ellos se permite ubicar el grado de avance del
proceso de aprendizaje de los alumnos tanto en lo individual como en lo grupal
para ajustar y orientar las secuencias didácticas a las necesidades
particulares de cada uno de los alumnos.
Pero
para acercarnos a lo que es el aprendizaje esperado diremos que:
·Es un referente obligado
en la planeación y en la evaluación
·A través de ellos se permite
ubicar el grado de avance del proceso de aprendizaje de los alumnos.
·Es el elemento por el
cual se define lo que se espera que logren los alumnos, expresado en forma
concreta, precisa y visualizable.
Las características
que lo definen son:
1.Estar compuesto de
oraciones cortas que se inician con un verbo que permite expresar el
aprendizaje en acción (ej: prepara, diseña, describe, identifica, etc.);
2.Seguido del proceso que
se debe desarrollar (ej: un organigrama de una empresa) ; y
3.Termina con un
complemento indirecto que indica finalidad y contexto de la acción (ej.: de
manera clara y ordenada según el tipo de empresa descrito).
4.El verbo, junto al proceso y el contexto
seleccionados para identificar el aprendizaje esperado debe reflejar el nivel
de complejidad en el que se debe desarrollar la competencia.
5.En él se describe en
forma clara y precisa los logros esperados en los alumnos y la forma en que se
deben de observar.
a.ejemplo 1: Reconoce en los mapas la localización, la
extensión y los límites territoriales de México.
b.ejemplo 2:
identifica las fracciones equivalentes, mayores o menores que la unidad.
c.Ejemplo 3:
Identifica las características y función de las monografías, y las retoma al
elaborar un texto propio.
Como es
posible observar desde los ejemplos propuestos: los aprendizajes esperados están directamente relacionados
con las distintas dimensiones (saber, saber hacer y saber ser) de las
competencias, por lo tanto el docente ha de considerar en su uso o manejo:
·Para el saber, Que en ellos se distinguen los contenidos conceptuales o declarativos.
oLos aprendizajes
orientados al desarrollo de conocimientos van de desde un proceso simple de
adquisición de terminología, hasta aquellos más complejos en la realización de
una función.
·Para el saber hacer, Es posible observar que :
ose distinguen contenidos procedimentales o de habilidades.
oLos aprendizajes orientados al desarrollo de habilidades
en la ejecución de una acción.
·Los aprendizajes orientados al desarrollo de procedimiento que permitan la adquisición
de las destrezas necesarias para la realización de actividades de un proceso.
·Para el saber ser, se distinguen en ellos:
oLos contenidos actitudinales o valorativos.
oLos aprendizajes orientados al desarrollo de
actitudes apuntan al desarrollo de la formación personal y social para un
desempeño adecuado en un contexto de trabajo determinado.
Para verificar la efectividad del aprendizaje esperado enunciado
se deben considerar tres elementos:
·Relevancia: debe ser importante para el desarrollo
de la competencia, de lo contrario no aporta valor en el diseño instruccional
de una carrera.
·Claridad: no se puede dar una doble
interpretación a un mismo aprendizaje esperado, por tanto, todos los profesores
deben entenderlos de la misma manera.
Posibilidad
de Evaluación: se debe poder evaluar en forma objetiva y transparente.