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UN LUGAR EN EL CIELO /
UN LUGAR EN LA TIERRA
Ganarse
un lugar en la tierra es tener un reconocimiento de los que te rodean, un saber
que existes, un respeto a una posición; las personas que trabajan día a día,
mantienen la esperanza de lograr ese lugar. Pero como diría el profesor Nikito –
Nipongo (actual coordinador académico de Texcoco), algunos corretean el conejo
y a otros les llega donde están sentados; la fortuna es muy voluptuosa y aunque
trabajes mucho; en pocas ocasiones se te reconoce un lugar y alguien que en su
vida ha hecho grandes cosas; por cualquier minucia toma un lugar en la memoria
de los hombres y alcanza un reconocimiento incluso ante aquellos que luchan por
alcanzar un lugar en la tierra.
Muchos
docentes se pasan la vida trabajando en sus escuelas, buscando el desarrollo de
generaciones de alumnos y nunca logran un reconocimiento; sin embrago
encontramos a muchas personas que son abiertamente reconocidos no por su
trabajo, más bien por evadir sus funciones y dedicarse a otras cosas fuera de
las funciones para las que se ofrecieron a trabajar aunque muchos de ellos,
favorecen a los docentes frente a grupo; desgraciadamente otros solo buscan sus
beneficios personales y establecer candados para que otro docentes no mejoren
sus condiciones laborales; pues para subir comprometieron su dignidad y por
tanto la desviación de los recursos destinados a educación o limitar el
movimiento de esos recursos.
Muchos
son aquellos que por lograr un lugar en la tierra olvidan sus orígenes y venden
su dignidad; pero también existe una gran cantidad de maestros que a pesar de
que enfrentan situaciones difíciles mantienen su integridad; como comentario
les diré que en la bruma del tiempo no me acuerdo quien fue pero me dijo eres
pobre por tonto; porque si estas de este lado; tendrás acceso a una buena
cantidad de recursos a los que otros no acceden. La experiencia nos ha señalado
muchas veces a estas personas; las cuales por lograr un lugar en la tierra
venden amigos, familia y su propia alma.
Otra
de las aspiraciones del ser humano es ganarse un lugar en el cielo; esto es que
en el Panteón de la docencia se les recuerdo como excelentes trabajadores, como
un ejemplo a seguir por las nuevas generaciones de docentes; a muchos maestros
les gustaría estar a la diestra del señor; que se les señale como mártires de
la educación; esto es que esperan para que se reconozcan su meritos; olvidando
que lo único que hicieron fue cumplir con su función que si les toco trabajar
en un basurero, un desierto, en lo alto de una montaña, un valle, una hacienda
o un palacio; fue cosa de la suerte y el desarrollo de su función se ha de
centrar en lograr aprendizajes en los alumnos: el azar nos lleva a lugares
donde el niño llego a la escuela con medio bolillo y una taza de café en el
estómago y por la tarde solo tuvo sopa para comer o frijoles aguados; o tal vez
con el estomago repleto de faisán u otro fastuoso alimento; pero el tenia que lograr los
aprendizajes.
Para
lograr en verdad ganarse un lugar en el cielo tiene que superar las cosas que
van mas allá de su deber; por eso es muy difícil ganarse un lugar en el cielo
como lo hicieron Justo Sierra, Enrique E. Rébsamen, Carlos A. Carrillo, Alberto
Correa…etcétera; personajes que hicieron algo más que cumplir con su trabajo y de quienes hablan los maestros; ¿Cuántos más
aun no nombrados habremos de encontrar?, no se sabe; pero en cuanto alguno sea mencionado por nuestras nuevas
generaciones de docentes sabremos que han ido ganando un lugar en el cielo.
Pero
como no todos pueden conocernos la mejor forma de ganarse un lugar en el cielo
es ir escribiendo sobre nuestra experiencia docente; y sobre ello permitir que
se nos pregunte aun ahora que estamos vivos
The corzo
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