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lunes, 8 de abril de 2013

UN LUGAR EN EL CIELO / UN LUGAR EN LA TIERRA

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UN LUGAR EN EL CIELO / UN LUGAR EN LA TIERRA
                Ganarse un lugar en la tierra es tener un reconocimiento de los que te rodean, un saber que existes, un respeto a una posición; las personas que trabajan día a día, mantienen la esperanza de lograr ese lugar. Pero como diría el profesor Nikito – Nipongo (actual coordinador académico de Texcoco), algunos corretean el conejo y a otros les llega donde están sentados; la fortuna es muy voluptuosa y aunque trabajes mucho; en pocas ocasiones se te reconoce un lugar y alguien que en su vida ha hecho grandes cosas; por cualquier minucia toma un lugar en la memoria de los hombres y alcanza un reconocimiento incluso ante aquellos que luchan por alcanzar un lugar en la tierra.
                Muchos docentes se pasan la vida trabajando en sus escuelas, buscando el desarrollo de generaciones de alumnos y nunca logran un reconocimiento; sin embrago encontramos a muchas personas que son abiertamente reconocidos no por su trabajo, más bien por evadir sus funciones y dedicarse a otras cosas fuera de las funciones para las que se ofrecieron a trabajar aunque muchos de ellos, favorecen a los docentes frente a grupo; desgraciadamente otros solo buscan sus beneficios personales y establecer candados para que otro docentes no mejoren sus condiciones laborales; pues para subir comprometieron su dignidad y por tanto la desviación de los recursos destinados a educación o limitar el movimiento de esos recursos.
                Muchos son aquellos que por lograr un lugar en la tierra olvidan sus orígenes y venden su dignidad; pero también existe una gran cantidad de maestros que a pesar de que enfrentan situaciones difíciles mantienen su integridad; como comentario les diré que en la bruma del tiempo no me acuerdo quien fue pero me dijo eres pobre por tonto; porque si estas de este lado; tendrás acceso a una buena cantidad de recursos a los que otros no acceden. La experiencia nos ha señalado muchas veces a estas personas; las cuales por lograr un lugar en la tierra venden amigos, familia y su propia alma.
                Otra de las aspiraciones del ser humano es ganarse un lugar en el cielo; esto es que en el Panteón de la docencia se les recuerdo como excelentes trabajadores, como un ejemplo a seguir por las nuevas generaciones de docentes; a muchos maestros les gustaría estar a la diestra del señor; que se les señale como mártires de la educación; esto es que esperan para que se reconozcan su meritos; olvidando que lo único que hicieron fue cumplir con su función que si les toco trabajar en un basurero, un desierto, en lo alto de una montaña, un valle, una hacienda o un palacio; fue cosa de la suerte y el desarrollo de su función se ha de centrar en lograr aprendizajes en los alumnos: el azar nos lleva a lugares donde el niño llego a la escuela con medio bolillo y una taza de café en el estómago y por la tarde solo tuvo sopa para comer o frijoles aguados; o tal vez con el estomago repleto de faisán u otro fastuoso  alimento; pero el tenia que lograr los aprendizajes.
                Para lograr en verdad ganarse un lugar en el cielo tiene que superar las cosas que van mas allá de su deber; por eso es muy difícil ganarse un lugar en el cielo como lo hicieron Justo Sierra, Enrique E. Rébsamen, Carlos A. Carrillo, Alberto Correa…etcétera; personajes que hicieron algo más que cumplir con su trabajo  y de quienes hablan los maestros; ¿Cuántos más aun no nombrados habremos de encontrar?, no se sabe; pero en cuanto alguno  sea mencionado por nuestras nuevas generaciones de docentes sabremos que han ido ganando un lugar en el cielo.
                Pero como no todos pueden conocernos la mejor forma de ganarse un lugar en el cielo es ir escribiendo sobre nuestra experiencia docente; y sobre ello permitir que se nos pregunte aun ahora que estamos vivos
The corzo
 

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