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lunes, 2 de abril de 2012

FABULA.


FABULA.


Un día cualquiera aun hombre de tantos que hay por esta ciudad se le ocurre llevar a uno de sus hijos al lugar donde él trabaja; al llegar al mismo saluda al conserje - buenos días señor conserje-, - buenos días señor N-

Entra a la empresa; y le dice en voz baja a su hijo; este pendejo se la pasa sentado todo el día al lado de la puerta y aún así le pagan más que a mí; entra a un espacio donde hay una serie de oficinas; se dirige a una, pero antes de entrar; le saluda un compañero de trabajo que se encuentra, en un escritorio aparte, con vista a las oficinas de los empleados. Buenos días como pinta la mañana; - muy bien le contesta; invite a mi pequeño a conocer la oficina en la que trabajo. –Muy bien, espero que este contento, dice el empleado.

De la misma forma que se refirió al conserje comenta; este pendejo como siempre anda de barbero, le dan un mejor salario y un espacio donde él puede tener un poco mas de intimidad; mientras que a mí me obligan a compartir la oficina con tres compañeros más.

De esta forma pasa la mañana; donde el empleado lidia con papeles, que se acumulan más y más en su escritorio. Cuando decide llevar a almorzar a su vástago; camino al comedor, se encuentra en el elevador con una mujer muy bella y elegante; misma que le saluda muy amablemente y acaricia al niño en la cabeza; a lo que el hombre con sonrisa nerviosa responde.

Nuevamente comenta al niño, esta mujer, es la amante del pendejo de mi jefe; como él tiene para darle coche, vestido y casa; solo viene firma y se va a su departamento a esperarlo.

Así regresan a terminar la jornada en la oficina y el niño observa que se acumulan más y más papeles en el escritorio de su padre e incluso cuando se retiran del trabajo; queda en el escritorio un cumulo de materiales para su revisión.

Al paso de los años, el niño ya vuelto joven, presenta su solicitud para ingresar a la Universidad. Y, a una pregunta que le hacen, sobre que va a estudiar y el joven responde para Pendejo.



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