El blanquiazul heredará un enorme déficit a las nuevas generaciones:
Fuentes Molinar
Casi una década de improvisación propició el deterioro en educación
Sin respuesta, la pregunta sobre qué conocimientos hacen falta para niños y adolescentes
México enfrenta un proceso involutivo: está peor que antes de los gobiernos panistas
En el fondo de la política educativa actual hay un continuo y profundo desdén por el aprendizaje de los niños. Hay ligereza para improvisar, señala el experto en el temaFoto Roberto García Ortiz
LAURA POY SOLANO
Periódico La Jornada
Domingo 29 de enero de 2012, p. 32
Desde hace más de una década México enfrenta un proceso de involución en su sistema educativo, frente a una política de improvisación y uso irreflexivo de los recursos y acciones del Estado, que propició un deterioro de la calidad y pertinencia de la enseñanza, afirma Olac Fuentes Molinar, ex subsecretario de Educación Básica y Normal.
En entrevista con La Jornada, subrayó que las administraciones panistas heredarán un enorme déficit educativo a las próximas generaciones, pues llevamos 12 años de ocurrencias y obsesiones evaluativas, de resultados cuantitativos que nos ubican dentro de los estándares internacionales, pero sin responder a la pregunta básica de qué conocimientos son indispensables para niños y adolescentes, y cómo los lograremos.
Lamentablemente, consideró, en los dos sexenios encabezados por Acción Nacional no se han hecho seriamente estas preguntas, creo que ni siquiera se las han planteado, porque lo que encontramos en el plano de las políticas cualitativas son una serie de ocurrencias, de improvisaciones, de acciones que, muchas veces, implicaban muchos recursos y que se tomaron de forma irreflexiva sin considerar el contexto, y que al final dejaron a maestros y alumnos sumidos en terribles confusiones.
Experto en el sistema educativo nacional, Fuentes Molinar señaló que en el fondo de la política educativa vigente hay un continuo y profundo desdén por la educación pública y por el aprendizaje de los niños. Hay ligereza para improvisar. Por naturaleza, a un funcionario que toma decisiones en educación, en el buen sentido de la palabra, le debería temblar la mano antes de hacer las cosas, pero lo que constatamos es una displicencia en la toma de decisiones.
En cuanto al nombramiento de Fernando González Sánchez, yerno de Elba Esther Gordillo, como subsecretario de Educación Básica, afirmó que es una de las grandes metáforas del desdén, pues se usó a la educación pública como medio de pago de una alianza política que alcanzó un nivel vergonzoso, y que entregó responsabilidades muy complejas a una persona designada en un acto insólito de nepotismo.
Ante lo que calificó como búsqueda desordenada y muy ignorante de novedades en el plano internacional, que van desde una apuesta totalmente improvisada por la tecnología, por la introducción de términos de moda en la discusión pedagógica, por cierto muy mal digeridos como competencias y estándares, la forma mecánica y la enorme carga de procedimientos, pruebas y programas con que han cargado la labor docente los sepultó en una montaña de chatarra pedagógica y burocrática
En el sistema educativo mexicano vivimos, sin duda, un proceso involutivo, en el sentido más esencial, pues estamos peor que al inicio de los gobiernos panistas.
Citó como ejemplo los procesos de evaluación de las llamadas competencias y habilidades del alumno, que se han convertido en un monstruo con vida propia, en un fetichismo por los números, pues enfatizó que el balance más angustiante de las políticas educativas actuales es que se distribuye escolaridad, pero no conocimiento fundamental.
Esta situación, consideró, nos coloca en una situación más vulnerable como país, pues tenemos una población joven sin formación esencial, que está en la base de la ciudadanía, pero también en la adquisición de capacidades laborales específicas, como la lectura, pues evaluaciones internacionales como la prueba PISA, sólidamente construida, demuestran que luego de 9 o 10 años de escolaridad, más de la mitad de los jóvenes lee con un nivel mínimo o por debajo de él.