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martes, 27 de noviembre de 2018

EL MAESTRO APASIONADO

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EL MAESTRO APASIONADO
GERMAN DEHESA
Al principio pensé solo tomar algunas frases de esta lectura, pero luego considere que era un crimen destazar tan excelente documento.
“LA UNICA OBLIGACION DE UN MAESTRO ES CONTAGIAR UNA PASION”
            Este hermoso postulado vino a mi conocimiento a través de un gran escritor y maestro llamado José Juan Arreola. Hace 40 años me lo dijo y aun creo firmemente que es la verdad central del magisterio. Con todo y las zarandeadas  que me ha dado la vida y la enorme cantidad de políticos y de asnos televisivos que han comparecido en mi existencia, sigo pensando que solo digno de ocupar un estrado magisterial aquel que esté dispuesto a contagiar una pasión. Digamos algo entorno a esta proposición que podría sonar tan romántica.
            Lo primero que tendremos que hacer es acotar y rescatar de su telenovelero contexto de “pasión”. Según la cursilería habitual, la pasión es lo contrario a la razón, al discernimiento y al buen juicio. Según esto la edulcurada heroína de la televisión (Rosario Robles) nos explica que se entregó a los brutales instintos de aquel mal hombre porque “la cegó la pasión” y contra esas pasiones, como contra la base  por bolas, no hay defensa. Si eso fuera la pasión, poco o nada tendría que hacer el buen maestro. Podría, si acaso, dar cursos de embrutecimiento instantáneo.
Pero en este concepto de pasión hay un vicio de origen: no es que la pasión ciegue  a la razón; es que simplemente no hay razón y así, la palabra pasión es como una coartada para enfatizar la estupidez original del supuesto apasionado cuya única pasión legitima es la que experimenta por la estupidez misma. Queridos maestros, amadas maestras, yo no estoy hablando de esto.
Busquemos mejor en zonas más oxigenadas. Leamos en” Muerte sin fin” de José Gorostiza las siguientes líneas: “Oh, inteligencia, soledad en llamas/que todo lo concibes sin crearlo” Éstos son para mí los ingredientes de la vocación magisterial: la inteligencia que al apasionarse por el conocimiento y por su divulgación se transfigura en una soledad en llamas (¿Han visto a ese hombre en llamas que pinto Orozco en la cúpula del Hospicio Cabañas?, pues de eso hablo) https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/fotos.php?nota=804475
No concibo, colegas queridísimos, a un maestro que no esté apasionado por la vida, por el cotidiano milagro de un país, por todo lo que concierne a su maestría y por todo lo que ataña a estos alumnos que lean sido confiados. Si su espíritu vibra en esa frecuencia, ni siquiera tendrán que preocuparse por contagiar la pasión, pues esta es naturalmente difusiva. Todo su discernimiento y toda su inteligencia se pondrán naturalmente al servicio de su generosa pasión pedagógica. Da lo mismo si se trata de profesores de primaria o secundaria; da lo mismo si imparten biología ética, gramática o gimnasia. Lean el delicioso y aleccionador Juan de Mairena de Antonio Machado para que vean toda la información y toda la formacion que puede impartir un apasionado maestro de gimnasia.
Solo el maestro que contagia esta pasión por la inteligencia merece tal nombre, pues solo así entenderás, querido colega, que ni puedes ni debes sentirte cumplido  con la estricta enseñanza de su materia. El asunto es más emocionante  y va mas allá; habrás de enseñarles a tus alumnos que con eso que están aprendiendo, en realidad están adquiriendo una herramienta para cumplir nuestras dos únicas dignas de la condición humana.
“SER JUSTOS Y FELICES”
REVISTA EDUCARE/NUEVA EPOCA/año 1 agosto del 2005, Secretaria de Educación Pública/Subsecretaria de educación Pública.

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