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EL PURGATORIO, EL INFIERNO Y EL CIELO QUE VIO SANTA
FAUSTINA KOWALSKA
REDACCIÓN
CENTRAL, 22 Abr. 17 / 09:52 am (ACI).-
Santa Faustina Kowalska, a quien se le apareció el Señor de la Divina Misericordia,
cierto día le preguntó al Señor por quién debía orar; y un tiempo después, Dios
le permitió ver el purgatorio,
el infierno y
el cielo con
un mensaje para todos los seres humanos.
1. El purgatorio
Una
noche, cuenta la santa, su Ángel de la Guarda le pidió que lo siguiera y de
repente se vio en un lugar lleno de fuego y de almas sufrientes. Ellas estaban
orando fervientemente por sí mismas, “pero no era válido, solamente nosotras
podemos ayudarlas”, señaló Santa Faustina.
Ella
preguntó a las almas lo que más las hacía sufrir y le contestaron que era el
sentirse abandonadas por Dios. Luego, vio a la Virgen María que visitaba a las
almas del purgatorio, quienes la llamaban “Estrella del Mar”.
Finalmente,
su Ángel Guardián le pidió que regresaran, y al salir de aquella prisión de
sufrimiento, escuchó la voz del Señor que le dijo: “Mi Misericordia no quiere
esto, pero lo pide mi Justicia”.
2. El infierno
En un
retiro de ocho días que vivió Santa Faustina Kowalska, en octubre de 1936, ella
vio el abismo del infierno con varios de sus tormentos. Luego, escribió lo que
se le permitió ver a pedido del mismo Cristo.
“Fui
llevada por un Ángel al abismo del infierno. Es un sitio de gran tormento.
¡Cuán terriblemente grande y, extenso es! Las clases de torturas que vi: La
primera es la privación de Dios; la segunda es el perpetuo remordimiento de
conciencia; la tercera es que la condición de uno nunca cambiará; la cuarta es
el fuego que penetra en el alma sin destruirla –un sufrimiento terrible, ya que
es puramente fuego espiritual–, prendido por la ira de Dios”, describió la
santa.
Asimismo,
señaló que la quinta tortura es una oscuridad continua con un terrible olor
sofocante y que a pesar de la oscuridad, las almas de los condenados se ven
entre ellas.
“La
sexta es la compañía constante de Satanás; la séptima es una angustia horrible,
odio a Dios, palabras indecentes y blasfemia. Estos son los tormentos que
sufren los condenados, pero no es el fin de los sufrimientos. Existen tormentos
especiales destinados para almas en particular. Estos son los tormentos de los
sentidos. Cada alma pasa por sufrimientos terribles e indescriptibles,
relacionado con el tipo de pecado que ha cometido”.
Por
otro lado indicó que hay cavernas y fosas de tortura donde cada forma de agonía
difiere de la otra. “Yo hubiera fallecido a cada vista de las torturas –explicó
Santa Faustina– si la Omnipotencia de Dios no me hubiera sostenido. Estoy
escribiendo esto por orden de Dios, para que ninguna alma encuentre una excusa
diciendo que no existe el infierno, o que nadie ha estado ahí y por lo tanto,
nadie puede describirlo".
3. El cielo
El 27
de noviembre de 1936 la santa escribió una visión del cielo, en el que pudo ver
sus bellezas incomparables, la felicidad que nos espera para después de la
muerte y el cómo todas las criaturas alaban y dan gracias a Dios sin cesar.
Indicó
que esta fuente de felicidad es invariable en su esencia, pero es siempre
nueva, derramando felicidad para todas las criaturas. “Dios me ha hecho
entender que hay una cosa de un valor infinito a sus ojos, y eso es, el amor a
Dios; amor, amor y nuevamente amor, y nada puede compararse a un solo acto de
amor a Dios”.
De
igual manera contó que “Dios en su gran majestad, es adorado por los espíritus
celestiales, de acuerdo a sus grados de gracias y jerarquías en que son
divididas, no me causó temor ni susto; mi alma estaba llena de paz y amor; y
mientras más conozco la grandeza de Dios, más me alegro de que Él sea el que
es”.
“Me
regocijo inmensamente en su grandeza y me alegro de que soy tan pequeña, ya que
siendo tan pequeña, Él me carga en sus brazos y me aprieta a su corazón”,
destacó santa Faustina Kowalska.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 21 de abril de
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