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EL MITO DEL SOL Y SU HIJO FAETÓN
El mundo de los mitos griegos es mágico y representa la forma que tenía
el hombre antiguo de entender la realidad y liberarse de sus temores.
Helios, conduciendo a través del cielo su carro de oro, representaba la
salida del Sol, una joven diosa que regresaba a la Tierra, era la primavera y
la forma en que descargaba su ira el dios de los cielos eran los rayos y los
relámpagos.
El mito de
Faetón y Helios nos cuenta la historia del carro del dios Sol.
Un día uno de los
hijos del Sol, Faetón, visitó a su padre Helios, el Sol, que estaba en el
palacio sentado en su trono rodeado por sus colaboradores: el día, el mes, el
año, la centuria, las horas, la primavera, el verano, el otoño y el invierno.
El padre Sol, que brillaba en todo su esplendor,
quiso saber el motivo de su visita.
Faetón
dudaba de su paternidad porque sus amigos se reían de él y le decían que no era
el hijo de Helios, pero el Sol no sólo le aseguró que era hijo suyo y de la
ninfa Climena, su madre, sino que quiso probárselo concediéndole un deseo.
Faetón
le dijo a su padre que su deseo era hacer lo mismo que hacía él todas las
mañanas, conducir su carro de fuego a través de los cielos; pero el Sol le
replicó que ese era el único deseo que no podía cumplir porque ese viaje era
muy peligroso para él.
“Faetón
insistió diciéndole que si era realmente su hijo podía hacer lo mismo que hacía
él”.
Mientras
tanto el paso de las horas hacía cada vez más urgente la decisión del Sol, ya
que faltaba muy poco para que llegase la diosa Aurora para dar paso a su carro
de fuego.
La
luna ya había desaparecido en el horizonte y las estrellas se habían apagado
cuando Helios y Faetón salieron en busca del fantástico carro que brillaba en
todo su esplendor.
Antes
que el dios Sol tomara la decisión, Faetón saltó sobre el carro y se acomodó en
él para partir.
Viendo
que era inútil tratar de convencerlo y mientras trataba de protegerle el rostro
del calor con un ungüento mágico y le colocaba una corona con sus rayos, las
diosas de las Horas le acomodaban los arneses de oro.
·
Helios no cesaba de hacerle recomendaciones
antes de partir; debía mantenerse siempre en el medio, ni muy alto ni muy bajo
y seguir el mismo rumbo cotidiano que él recorría en forma cotidiana.
·
Le aconsejó que mantuviera firme las riendas y
que no abusara del látigo y que se cuidara de los peligros que pudieran
acecharlo; pero antes de que pudiera continuar Faetón partió y los alados
corceles lo llevaron hacia lo alto perdiéndose en los cielos e iniciando el
camino del nuevo día.
Pero el carro se movía demasiado y los caballos se asustaron, corrieron
más velozmente e impidieron a Faetón detenerlos; y antes que pudiera intentar
nada, perdió el rumbo.
1. Al perder la
ruta cotidiana, el Sol de la corona de Faetón comenzó a calentar las
constelaciones y se fue alejando cada vez más de la Tierra.
2. Faetón entró
en pánico y perdió el control abandonado las riendas de sus caballos, los que
siguieron su desenfrenada carrera transitando por lugares donde nunca antes
habían estado, chocando con cuerpos celestes y provocando un verdadero caos
cósmico.
3. La Tierra,
la Luna y el Cielo se cubrieron de llamas ardientes y todos los habitantes del
planeta trataban de salvarse del incendio.
4. El dios
Júpiter se estremeció cuando vio a la Madre Tierra agonizando y envió un rayo salvador
que destrozó el carro de fuego y apagó el incendio.
Faetón cayó en un río desde los cielos en llamas y las ninfas del agua
rescataron su cuerpo, sepultando a quien había osado igualar al Sol.
Helios apesadumbrado por la muerte de su hijo se negó a salir con su
carro de oro dejando en penumbras a la Tierra hasta que Júpiter lo convenció de
volver a calentar el mundo con sus rayos.
Sollozando tomó
firmemente las riendas de su fabuloso carro de fuego y se lanzó hacia el cielo
azul.
El Mito del Sol y su Hijo Faetón | La guía de Filosofía http://filosofia.laguia2000.com/mitologia/el-mito-del-sol-y-su-hijo-faeton#ixzz3mNjoGss7
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