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jueves, 21 de mayo de 2015

SÍNDROME DE MUÑECO

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EL DOCENTE Y SU SÍNDROME DE MUÑECO
            Tengo en mi biblioteca personal desde 1988 en mis manos el libro de D.S. Girón, el maestro Rural en México. Y como a todos mis libros les he leído por lo menos dos veces y en esta ocasión, he vuelto a leer el texto el síndrome de muñeco lo que me obliga a considerar lo siguiente:
                Durante años y años los psicólogos han  conocido las dificultades que enfrenta un docente; la conseja popular y las películas no bajan al docente de sufrido y estoico; pero actualmente el INEE ha comenzado a preocuparse ante él, la problemática de su formacion; pero sin llegar a comprometerse y a buscar modificar de raíz la problemática magisterial.
                Tras la aparición en las redes sociales de las barbaridades en las que se ve inmiscuido el maestro, el ojo crítico de la sociedad se vuelve hacia él; diríase entonces que lo quieren erradicar; lo quieren desaparecer porque no encaja en el modelo político que el sistema demanda. 
                Se trata, entonces de comprender  que sucede en la formacion del docente; aun hay  quien asegura que la única intervención en la formacion del maestro se da en la escuela normal básica y por ende la “armonía y la perfección” que requiere ser un buen docente (muñequito de aparador) se da desde la misma
                Conforme a lo expuesto por  algunos de  los sociólogos  mexicanos;  un buen número de jóvenes docentes  aprenden en los bares, tabernas o cantinas a estudiar con bastante aproximación la verdad de los problemas humanos en todas sus variantes conocidas o por conocer; y es que una vez motivados por el ambiente y el alcohol que se ingiere; nace la confidencialidad.
                Este es el lugar donde se encuentran muy diversas personas sensibles sin querer serlo a las problemáticas de los otros; sus palabras, sus miradas aparentemente distantes tienen un significado algo complicado; para las mentes alineadas y enajenadas al sistema; pero allí, en es lugar, se puede explicar que la tristeza y el sentimiento de abandono sienten y saben lo que son; porque es allí done manifiestan sus sentimientos de abandono y soledad que se traduce en frustración y hasta desprecio por sí mismos.
                Cuando dentro de este espacio e identifican dos o más  profesores; se inspiran; queriendo esfumar frustraciones y tristezas, con música, cantos y copas; aunque acaben hablando con melancolía de esta ingrata pero noble profesión que es la de educador; la cual nunca permite que el portador de la misma nunca sea él; debido a su predestinación al escoger la profesión que le infringe el “síndrome de muñeco” que hace que sus sentimientos de alegría, tristeza, asombro, enojo, el hacer gozar y reír a los otros; el hablar sobre el conocimiento, los valores patrios, pone palabras en su boca, lo mueve cual muñeco de ventrílocuo en acciones e imágenes; también le desmenuza y le pone entre millares iguales a el que cada sexenio responde a un programa, a reformas educativas y a nuevos modelos educativos; donde se señalan las directrices que han de seguir los docentes nuevos y viejos. Actualmente es el INEE el que mueve los hilos que hacen bailar al docente; otros es la SEP o el partido político en turno.
                El síndrome de muñeco es permisible en el docente el cual constituye la esperanza de la supervivencia de la democracia en nuestro país; no solo como un modo de vida; sino también como el único camino para vivir pacíficamente y auto administrarnos; esto es el docente mantiene el sistema y su permanencia.
                El maestro es mercancía de cambio, el cual tiene diversos hilos para que se mueva cual títere de feria y su perfecta actuación depende de la calidad del titiritero; el cual nos dice que el docente debe marchar a la vanguardia y excelencia educativa; pero la verdadera vanguardia se basa en la miseria que le margina por su sumisión a lo que el sistema político le demanda; pues aunque la educación nos habla de libertad en ella se esconde el sentido de esclavitud gracias al imperialismos que enajena y alinea los docentes; justificando sus genocidios no solo de normalista, de de docentes sino de otras profesiones o ciudadanos mexicanos.
                El titiritero de alguna forma controla la sangre y el pensamiento del disidente y le obliga a continuar vegetando; no solo lo niega sino que lo excomulga de los demás; que se ve desesperado por no poder detener aquella mano fratricida que expande la ignorancia a culturizando a los otros docentes manteniéndolos bajo su dolorosa y pestilente bota, consientes y sometidos por temor a ser excomulgados.
                Es así que el sistema político  del país hace a unos hombres poderosos de la noche a la mañana al conjuro de los políticos o de los jerarcas del país que le enseñan a someter a los otros por su forma entreguista y rastrera de ser la manera de abusar de ellos y como hacer que se sientan agradecidos de que ellos hayan abusado de la confianza y la fe en sus personas.
                A décadas de la revolución mexicana el docente no ha hecho nada, se ha dejado mover por el titiritero; y en cuento puede  imita a los tiranos como director, supervisor o jefe de departamento; arremetiendo contra los docentes.
                Tal vez sea por eso que muchos docentes aprenden a vivir de la educación; de la manera fácil e inútil: esto es sin experiencia, sin guías, sin metas; por tanto van sin responsabilidades éticas y profesionales que les hagan responsables y desarrollen en ellos el sentido de pertenencia; al fin siempre habrá alguien que mueva sus hilos de muñeco.

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