Para ver claro, basta con cambiar la dirección de la mirada.
El amor verdadero empieza cuando no se espera nada a cambio.
Haz de tu vida un sueño, y de tu sueño una realidad.
Sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible para los ojos.
Si queremos un mundo de paz y de justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor.
Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás.
El sentido de las cosas no está en las cosas mismas, sino en nuestra actitud hacia ellas.
El hombre se descubre cuando se mide con un obstáculo.
El fracaso fortifica a los fuertes.
El mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre que sabe adónde va.
Al primer amor se le quiere más, a los otros se les quiere mejor.
Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección.
Si quieres comprender la palabra felicidad, tienes que entenderla como recompensa y no como fin.
El hombre se descubre a sí mismo cuando se enfrenta a los obstáculos.
La huida no ha llevado a nadie a ningún sitio.
Las personas grandes son bien extrañas.
Lo que embellece al desierto es que en alguna parte esconde un pozo de agua.
De: Ramón Rosas Hernández
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