La literatura en los tiempos presentes se vuelve una herramienta para conocer el mundo, para pasar el tiempo y poder enfrentarnos a nuestros miedos y silencios; la lectura se vuelve una habilidad para leer en voz alta para intentar pronunciar palabras; porque las palabras descubren las cosas ocultas; porque los hombres tienen miedo a lo desconocido; a lo innombrable.
Entonces el que lee en voz alta (diría Felipe Garrido); aprende a descubrir que todas las historias no son más que elaboraciones lingüísticas complejas (tal como lo diría Chomsky); palabras que intentan darle nombre a nuestras heridas, a nuestros miedos haciéndolos de esta manera menos atemorizantes. El lector vera en ello, el inmenso valor ético y civil de aquel que narra, de que lee y traduce en las palabras que actualmente utilizamos un texto escrito hace años. Donde también tenían miedo a lo desconocido, a la soledad, la obscuridad y a la ignorancia; pero, cuando una persona conoce lo que le asusta, puede escapar de ello; puesto que nombrar es conocer (Vigostky); por tanto el que se escribe; ayuda al que lee a dominar sus miedos.
Todos sabemos que existen personas que solo ven en los libros algo repelente, austero alejado de la vida; mientras que para otras tantas personas, estos son una fuente infinita de placer; pero volviendo a los que no leen ni se acercan a un texto sienten miedo y aberración por el texto; si ellos pudieran exterminarían los libros(hecho que ya aconteció en muchas ocasiones).
Los que leen y hasta los que no leen; saben que a través de un libro se tienen sentimientos angustias, temores y que esto se comparte con los lectores; es tal vez una fuerza o vitalidad que emana del texto. Tal vez algo que el que escribió, dejo plasmado en sus letras; así describe Víctor Hugo, algunos signos que aparecen en Notre Dame y que impactan al escritor y luego al lector.
El lector común y corriente no tiene interés en ser culto; o lo que desea la literatura; él se interesa en sentir la emoción al leer a Gustavo Adolfo Becker, Antoni Machado, Jaime Sabines o a Mario Benedetti entre otros. Los libros que lee los recomiendan sus amigos, maestros o los comerciales que se ven en la televisión.
Aunque en realidad lo medios populares como la televisión y la radio no son muy buenos para fomentar la literatura; el periódico y las revistas han sido históricamente medios de difusión de las grandes obras literarias.
El principal medio de difusión de las obras literarias se ha dado en la escuela; especialmente en estos últimos 10 años; si comentamos la historia sin fin; y en ello a Sebastián; hablaríamos sobre un niño solitario y diferente, vuelto hacia su interior; sabremos que sus amigos eran los libros.
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