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LAS DIMENSIONES MORALES DEL MAESTRO COMO PERSONA
Para 2011 podemos considerar que nuestra sociedad necesita afianzar de forma urgente una educación con un fuerte contenido moral; congruente con los maestros y los educandos.
Actualmente somos una generación hibrida, en la cual coinciden valores de diversa índole, muchos de los que nos forjamos a la antigua usanza no pudimos trasmitir correctamente nuestros valores a las nuevas generaciones; y estas han ido creciendo dentro de un ambién con otras reglas y moralidades.
Ahora, es, cuando se comprende la importancia de un sistema educativo congruente y bien establecido, en el cual se ha de concebir firme y fehacientemente a la educación como medio para realizar las transformaciones sociales necesarias para el país. Ya que con la puesta en práctica de los esfuerzos educativos a través del dialogo y la reflexión e puede reajustar la sociedad aun un lugar en el que compartan valores y derechos semejantes.
Si bien los valores son propios de cada persona y los mismos se encuentran en todas partes; es necesidad fomentar dentro del sistema educativo un conjunto integral de valores que sean congruentes a los cambios sociales y culturales que demanda la nueva nación mexicana. La evolución de las tecnologías y el manejo de los conocimientos han revolucionado de manera importante a las personas, lo que ha abierto un abanico muy grande de posibilidades; es así que la educación que la educación que imparte el estado se convierte en un mecanismo regulador de la moral u ética pública. Es por eso que la influencia de la escuela popular y el maestro que trabaja en ella aportan un bien cultural formal y regular dentro de la necesidad de construcción de la comunidad mexicana.
De ahí que los que preparan el currículo, los docentes y las autoridades educativas en conciencia de la necesidad existente de considerar un conjunto de estrategias que ayuden a los alumnos a formar un conjunto de valores de grupo; que desde la transversalidad tomen en cuenta los campos formativos y asignaturas para que con ello se tome un sentido globalizador e integral; que en verdad ponga en funcionamiento el desarrollo de valores.
Tratare por medio de un ejemplo dar a entender esto.
Sucede que dentro del homenaje semanal, un grupo de alumnos de secundaria; estaban jugando en la formación durante la ceremonia. La directora de la escuela arrebatando el micrófono al alumno; llama severamente la atención al grupo, durante el homenaje.
Después llama al maestro de formación cívica y ética para presionarle sobre el comportamiento del grupo; mismo profesor que permanece con el grupo; llamándoles la atención y dejándoles como castigo por su comportamiento que realicen la historia de la bandera; el himno nacional mexicano y el himno al Estado de México; todo ello ilustrado y por estrofa según corresponda.
Las dimensiones de la formación valorar de la autoridad educativa son fácilmente definibles; pues todas aterrizan en un castigo y en llamar la atención a quien corresponda. Sin investigación, ni respeto a la figura del alumno de la escuela y la función que desempeña el homenaje semanal.
Las dimensiones del docente son un poco más complicadas, pues él es docente de la asignatura; pero existe un orientador un tutor y un responsable del homenaje. Un conjunto de estrategias de comportamiento en las que todo el personal docente o no participan; y lo que se muestra es la cúspide de todo lo aprendido en relación al homenaje, las experiencias en este espacio y la prospectiva de los docentes.
Por ultimo las dimensiones morales del alumno, que se encuentran en formación; que acciona en diversos campos a veces porque se encuentra ahí, otras porque le surge la inquietud y lo ha establecido propiamente sus límites morales y sociales. Entonces la causa del problema debe estudiarse y encontrar una solución pedagógica para su mejoramiento y por parte de los docentes no existe una congruencia entre lo que se demanda con lo que se manifiesta o señala; se demanda respeto sin respetar a alumno, o a la figura del docente, se demanda un comportamiento, mientras no se observa uno que corresponda.
Esto nos conduce a pensar que las dimensiones morales de los maestros sin importar la vertiente que les corresponda no son congruentes con las personales y es más; con un estudio más profundo, podremos afirmar que la conducta moral individual, colectiva o profesional de los docentes se ve trastocada al considerar sus dimensiones profesionales
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