La profesión docente es una actividad ambivalente, como ya lo había mencionado Pablo Latapí Sarre al decirnos que la profesión muestra 2 caras una llena de luz y otra obscura, así que no hay nada de diferente al saber que hay profesores que viven la enseñanza con alegría, hecho que convierte la profesión en el eje de su autorrealización personal de la persona que ejerce en esta profesión tal como lo explicaba en su tiempo Martín Lutero, que hablaba sobre aquellos que piensan en cada hora de clase como una aventura imprevisible, porque permite la interpretación de cada uno de ellos sobre elementos y acciones a la que acuden dispuestos a dar lo mejor de sí mismos, y que, al hacer un histórico de su trabajo justifican el valor de su propia vida y desarrollo profesional pensando que han ayudado a los que han sido sus alumnos, a lo largo del desarrollo de su profesión al tener contacto directo o indirecto con varias generaciones de jóvenes aprendices y que como diría Guevara Niebla esperan que ese contacto les haga ser mejores personas y a entender mejor el mundo que les rodea, haciéndolos más libres, más inteligentes, más críticos, más fuertes y más preparados para vivir una vida propia. Sin embargo, tal como refería Gibran Jalil Gibran para todos los profesores la docencia el alumno aprende lo que desea aprender; el maestro solo le conduce hasta el dintel de su propio entendimiento; tal como refiriese a su vez Juan Derval el trabajo de ser el conductor de un aprendizaje es una fuente permanente de tensión, capaz de romper su propio equilibrio personal; pero es necesario caer en la comprensión de que cada alumno desarrolla sus propias estrategias de aprendizaje y por lo tanto en cada clase existe una amenaza imprevisible a la que los docentes acuden dispuestos a lograr que algunos de sus alumnos logren la adquisición de esas habilidades y obtengan un aprendizaje. No a todos los alumnos les interesa aprender “algunos de ellos, no esperan nada de la vida, pero al maestro si le interesa que todos aprendan y que todos logren algo en la vida. Esta contraposición es lo que hace que avance el proceso educativo. Unos por no aprender y otros porque se aprenda; Al igual que, aparentemente, el sol gira alrededor de la Tierra y resulta muy complicado demostrar lo contrario, el trabajo del docente consiste en promocionar aprendizajes lo que supondría en nuestros programas de formación de profesores abandonar el estudio de lo que el profesor es, y entender que el elemento clave de la cuestión es centrarnos en lo que el profesor hace. Tal como referiría el texto de Rosa María Torres, Que y como aprender el éxito o el fracaso del trabajo del docente dependen de lo que el profesor hace en un entorno complejo, cambiante, dominado por tal cantidad de factores relacionales, sociales, emocionales e institucionales, que la investigación pedagógica ha necesitado tres décadas de observación, con trabajos que desde los años 80,90 a 2010 procuran comprender el proceso del trabajo docente desde el aula y la forma en que se trasmite el conocimiento a las nuevas generaciones; trabajo que se realizo primero con investigadores entrenados y luego mediante el empleo de circuitos cerrados de televisión, para poder ofrecer una descripción pormenorizada de los códigos de comunicación en el aula, tal como nos ha descrito Silvia Smelkes es los estudios sobre la reforma educativa ; o como se describe en texto las claves fundamentales para el éxito en las escuelas y demás herramientas que se han proporcionado al docente; elementos que de una forma u otra generan las pautas psico-educativas o psicopedagógicas que conducen al logro de un aprendizaje significativo. Desde la muy necesaria para México nueva perspectiva educativa, cuando el profesor “fracasa”, el cambio es sustancial, pues ahora se parte del supuesto de que ha hecho algo mal, lo cual nos permite encontrar soluciones dedicándonos a dos labores que es posible objetivar: analizar lo que el profesor hace en el aula y modificar sus técnicas de actuación. Conocer y como poder sugerir mejoras se realiza con exámenes, con cursos, con guías y apoyos que den pistas a los investigadores de la manera de lograr estos cambios. El cambio sustancial estriba en estudiar lo que el profesor hace (locus de control externo) y no lo que el profesor es (locus de control interno). A la manera que refiere el texto de José Manuel Esteve que nos el paradigma docente; donde se habla del docente idealizado y del docente que existe y que busca realizar esta idealización enfrentando una realidad que ha intentado adentrarse en el pensamiento del profesor y en los prejuicios, ideas previas y creencias irracionales con las que afrontan la enseñanza. Y que sin embargo se topa en los contextos del trabajo docente con situaciones de tan variados y complejos cambios que resulta imposible saber cómo preparar al futuro profesor para todas y cada una de las futuras contingencias a las que puede tener que enfrentarse en un aula. Las diferencias entre como aprendimos y lo que requeríamos como alumnos y lo que requieren los alumnos en la actualidad son abismales tanto como los que se requieren entre una escuela y otro sin importar si es rural o urbana, cuantimás entre niños de clase social alta y otros situados bajo el umbral de la pobreza, entre niños queridos por sus padres y niños abandonados y maltratados. Por ello, las actividades de formación inicial o continua de los de profesores deben centrarse, en primer lugar, en un proceso de formación permanente en prepararse para atender las demandas que el fututo va a señalar; en fortalecer sus saberes al futuro, Por eso se busca que el maestro conozca, pase y repase sus saberes, comparta experiencias, comparta conocimientos con el mayor detalle posible, los múltiples factores que están influyendo en las situaciones de enseñanza en las que desarrolla su actividad docente cotidiana. “todo es para todos, aunque no al mismo tiempo” Con ello se quiere referir que los docentes pasaran por la misma situación aunque no todos al mismo tiempo; por lo tanto el intercambio de experiencias ayudara a prepararse para el cambio y que para cuando llegue la demanda se atienda propiamente tal como lo refiere Antón Makarenco en su texto conferencias para la educación infantil. Podemos decir que uno de los denominadores comunes de los profesores que fracasan en el proceso de la enseñanza es que, no se enteran de dónde están, de quiénes mueven las dinámicas de la clase, de qué piensan de verdad los alumnos, desconocen la intención del enfoque y de los principios de la educación, el proceso de integración educativa, entre otros. El proceso de trabajo educativo de los docentes actualmente se va demeritando por los resultados obtenidos por los maestros en exámenes ya sea propios o de sus alumnos; a veces los maestros no presentan examen en otras sus alumnos por lo que no hay más camino que el de afirmar nuestra propia elección profesional; es la que determina esta ambivalencia. Este tipo de ambigüedad nos pone en la balanza ya que se nos exige alcanzar mayores cotas de saber y de cultura, pero, sobre todo se reconoce profesión docente es una profesión de valores. En el trabajo docente y profesional predomina la ética del esfuerzo sobre la ética del dominio o la posesión.
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