ESTAR ACTUALIZADO CADA DIA
EL SIMBOLO DEL AGUILA
Y LA SERPIENTE
TOLTECA
GUILLERMO MARÌN RUÌZ
MÈXICO
Cuando los viejos abuelos cuentan sobre el
gran Quetzalcóatl, lo recuerdan con su sabiduría y su conocimiento que hicieron
florecer Teotihuacán, Tula y Xochicalco, pero sobre todo hablan de que al
partir del Anáhuac, dejo un símbolo para que sus hijos, y los hijos de sus
hijos, tuvieran siempre su filosofía y, así, cuando regresara reconocieran su
mensaje de sabiduría y amor.
Ese símbolo que
todos reconocemos, es el águila que,
parada sobre un nopal, tiene sus a las abiertas mientras atrapa, con su pico y
su garra, una serpiente de cascabel; el nopal, a su vez, está en tierra que es
rodeada de agua.
Después de la
partida de Quetzalcóatl, los abuelos que vivieron en el Anáhuac y sus confines,
pintaron en sus códices el símbolo de la enseñanza recibida y también lo esculpieron
en piedras y monumentos, y lo hicieron por siglos, una y otra vez, para que no
se les borraran de la mente y del corazón.
Y sucedió que
un día llegaron los conquistadores españoles, destruyendo a su paso casi todo,
y fue casi todo, porque no pudieron destruir las mentes de los hijos de los
hijos de Quetzalcóatl.
Tres siglos después,
los hijos de los conquistadores se independizaron y al país le cambiaron el
nombre de la Nueva España por el de México; y como todo país tiene un escudo
que lo representa, buscaron uno entre
los pocos códices que sobrevivieron a la fanática destrucción. Influidos por
costumbres europeas, en aquellos tiempos los es de los de Europa tenían águilas,
leones; fue por ello que los hijos de los conquistadores decidieron ponerle a su bandera un símbolo que
aparecía reiteradamente en los códices; ese símbolo es el águila y la serpiente. Sin saberlo, el símbolo de Quetzalcóatl
quedaba nuevamente reinante; triunfo la equidad con sus raíces y esto sucedió porque
florecieron con más fuerza en las mentes y en los corazones de los mexicanos las promesas
de Quetzalcóatl; que nunca fue devastado de los corazones de los mexicanos
conquistados.
Los abuelos
hablan de la grandiosidad del símbolo del águila
y la serpiente, y sobre el dicen lo siguiente:
·
El agua
que rodea a la tierra significa que para que haya vida tienen que existir
tierra y agua, pues de ellas y ellas nace todo ser viviente.
·
El nopal
que nace de la vida (tierra y agua) simboliza a los mexicanos y el nopal es un símbolo
inmortal pues no conoce la muerte; de una penca nace otro nopal y de un nopal
nacen muchos nopales; los mexicanos, así, son inmortales porque siempre están naciendo
más y más. Pero, además, del nopal nace la tuna y de la tuna las flores. Esto
significa que de todos los mexicanos nacen algunos hombres extraordinario, y
son hombres que hacen florecer por su gran corazón. De ahí que la tuna guarda
cierto parecido a un corazón
·
Encima está
el sol y es gracias a él que nace la
vida y con ella el nopal que florece y da frutos.
·
Nuestros abuelos,
al sol lo representaban con una inmensa águila que, al comer tunas, metafóricamente
indicaba que el sol, para alimentarse, necesitaba del sacrificio espiritual del
hombre para cumplir su ley.
Por ello es
que los viejos toltecas decían que al morir los hombres y las mujeres, sus almas
acompañaban todos los días al sol en su recorrido por el cielo.
·
La serpiente
luchando con el águila (el sol) representa a Quetzalcóatl y al conocimiento en
su lucha cósmica por trascender de la materia al espíritu a través de” la
guerra florida” que se hacía a base de “flor y canto” y, así, lograr florecer
el corazón.
Así es como
por siglos y siglos, a través de los hijos y los hijos de nuestros viejos
abuelos, de forma mágica y misteriosa, el mensaje de Quetzalcóatl perdura hasta nuestros días, lográndose, con ello mantener viva la profecía de que algún día
regresara el gran maestro de estas
tierras.
Por eso es que
sigue presente el símbolo de su mensaje de amor y de sabiduría y con ella, la
esperanza de que florezca de nuevo la fuerza del espíritu en las tierras del Anáhuac.
BIBLIOGRAFIA
Selección de textos literarios,
propuesta de lecturas que sedas desde los Colegios de Ciencias y Humanidades.
Año 2007.
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