APORTACION DE "ANA MA GRISELDA GAITAN RAMIREZ"
¡¡¡¡¡¡Combustible QUE EMITE OXIGENO Y VAPOR y además tiene probabilidades de curar el cáncer ¡¡¡¡¡¡¡
PERIÓDICO EL FINANCIERO, MARTES 31 DE MARZO DE 2009
Universo Pyme
Eduardo Torreblanca Jacques
Martes, 31 de marzo de 2009
De la algarabía a la indignación.
Inventor mexicano y director de Pyme consigue combustible con un potencial de propulsión que hace posible que una motocicleta alcance velocidades de 500 kilómetros por hora o que un go kart desarrolle 400 kilómetros.Como residuo del proceso de uso del combustible se emiten oxígeno y vapor de agua. Imagine eso en la ciudad de México.Mientras en el mundo se le destaca, busca y aprovecha, en México sólo encuentra desprecio y las espaldas de las “autoridades” en la tecnología mexicana.En su ambición por conseguir fabricar un cohete de propulsión, el capitán piloto aviador retirado Juan Manuel Lozano, director general ahora de la Pyme Tecnología Aeroespacial Mexicana, tuvo que verse ante la necesidad de iniciar una cadena de inventos, todos ellos relevantes para la humanidad.Por principio de cuentas no existía quien abasteciera el combustible para los cohetes. Y tuvo que comenzar por inventar el proceso que diera como producto el peróxido de hidrógeno (sólido) alias “agua oxigenada”.Lo más fácil es pensar que eso se vende en la farmacia, pero el producto farmacéutico tiene una concentración de 3 por ciento y el requerido para mover al espacio o al cielo un cohete está concentrado a 98 por ciento.Y tuvo que comenzar por inventar primero, a lo largo de siete años de experimentación e investigaciones, la máquina para hacer el combustible y luego el resto de inventos que hoy le han dado prestigio y notoriedad internacional, porque en México no se le ha dado su lugar sino la espalda.Juan Manuel Lozano resultó el primer hombre en obtener esa innovación.Tres personas en el mundo andaban tras el invento. Un estadounidense, un suizo y el mexicano. Los dos primeros con fuertes apoyos de sus gobiernos federales; el mexicano sin quinto de estímulo. Los tres compartían sus avances y a la fecha son amigos.Pero al mexicano le tocó el prestigio de llegar primero al objetivo.Según entiendo, luego de inventar la máquina para producir el combustible demandó de un catalizador especial pentametálico para los motores o turbinas de cohetes que pueden funcionar a partir de ese combustible, y en el caminito ya lleva la máquina productora del combustible, el catalizador, el mecanismo rocket Belt (¿recuerda esos seres humanos con un motor en las espaldas que los eleva y transporta por el aire?), un motor para helicóptero que no demanda del rotor trasero, causa de 80 por ciento de los accidentes en esos aparatos.Y para concluir la primera serie de inventos, un motor híbrido que trabaja con peróxido a 70 por ciento, pero también una batería de peróxido que es 20 veces más potente que las baterías hoy convencionales, con una diferencia más significativa.La batería que consigue este mexicano no es mayor que una cajetilla de cigarrillos y resulta, reitero, 20 veces más potente que las baterías convencionales.Y en el trayecto de su hobby como inventor, al mexicano le han salido retos importantes en varias naciones del mundo. En Turquía, Alemania y en otros países, Juan Manuel ha ido a solucionar problemas que nadie había podido resolver. Del extranjero llegan constancias y agradecimientos.Como en Turquía, donde 15 científicos, ingenieros en aeronáutica, no pudieron dar con un problema que evitaba que su primer satélite de comunicación fuera lanzado al espacio.Que llega Juan Manuel, y en menos de una semana estaba detectado el problema y la solución en menos de un mes.Reconocido y difundido en los espacios de proyectos de comunicación como Discovery, la BBC, Alemania, Japón, revistas especializadas en ingeniería, espacio, ciencia. Y en México nadie lo destaca. Es mexicano; no es alemán, gringo, israelí, canadiense, francés o ruso. Es mexicano, simplemente mexicano.Pero no solo eso.En el país se le ha menospreciado porque no tiene título. “No es nada”, ni ingeniero, ni doctor en ciencias, ni licenciado en administración de empresas o diseñador siquiera. Y como “no es nada”, en el Politécnico se le han hecho groserías y desplantes de menosprecio.Pero no paran ahí las ventajas de este inventor mexicano sin título alguno.El combustible que ha conseguido producir en la comodidad y seguridad de su hogar ha obtenido maravillosos resultados en quien padece cáncer, y sin poder asegurar que el asunto funciona siempre en la solución de estos padecimientos, se han presentado casos de desaparición del cáncer y en casi todos mejoras sustanciales.Y por ello el inventor mexicano se ha impuesto la tarea de regalar el peróxido de hidrógeno líquido a aquellas personas que enfrenten la lucha en contra de este padecimiento. Tres gotas tres veces al día pudieran eventualmente hacer la diferencia (www.tecaeromex.com).Pero pesa más en el ánimo del columnista hablar de las negativas de apoyo al conocimiento de este inventor mexicano. La Secretaría de Marina pidió a Juan Manuel intervenir en un misil que se había enviado a fabricar a una sede del Conacyt en Puebla.Fue Juan Manuel para mostrar que su invento solucionaba el reto en menos de tres meses. Suficiente como para que desde entonces nadie le llame.Porque en México la mediocridad ha hecho del “ya merito” un modus vivendi. El negocio de los mediocres está en no hacerlo, no en hacerlo.Ahora, entre sus retos, Juan Manuel toma parte en un proyecto para fabricar un auto en la Universidad Nacional Autónoma de México, un vehículo que demostrará las habilidades de los mexicanos en una industria de la que se han apropiado las grandes economías, bajo la presunción equivocada de que las naciones de alto desarrollo tecnológico son las únicas con el derecho a dictar las normas de la industria automotriz internacional. irección@universopyme.com.mx
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